Ataques a mi profesión de Ingeniero en Informática

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Me parece impresentable y Enrique tiene razón: Sin NOSOTROS no sois NADA. Primero, porque cualquier noticia la acompañan de “la mayoría de ellos Ingenieros Informáticos” detenidos. Antes de nada, habría que confirmar esa ligereza de argumentos: ¿ les han preguntado qué título tienen ? ¿ por qué no se nombran otras profesiones y únicamente se vilipendia nuestra profesión?

Aclaremos algunos puntos. Por un lado, la naturaleza de esa actividad no es constitutiva de delito según la legislación vigente. De acuerdo con LSSI, esos ciudadanos no son responsables de los enlaces en sus páginas Web (si fuera de otro modo Google tendría que cerrar) así que es posible que finalmente se desestime la querella, aunque habrá quedado manchado el nombre de mi profesión por enésima vez… Por otro, en el peor de los casos ( [1] que todos fueran IeI y [2] que el juez estimara la querella) serían 17 Ingenieros en Informática, pero las decenas de miles de profesionales del sector no nos dedicamos a esas presuntas actividades ilícitas.

Volvemos a la eterna discusión: llamar Ingeniero en Informática (no Ingeniero Informático como algunos se empeñan) a cualquiera que se dedica a la informática. Señores, no somos informáticos. Igual que un arquitectos no es un aparejador, albañil o proyectista. Son profesionales con roles diferentes dentro del mismo sector. No es una cuestión de elitismo. Y lo peor de todo es que las sociedades de gestión de derechos de autor se sentirán orgullosas criminalizando al usuario. Suscribo la carta a los intermediarios culturales: 

“Inventen ustedes, especialistas en industria cultural, un negocio que no dependa de intentar encarcelar a sus mejores clientes”.

Créditos de la fotografía: jing.dong en Flickr (bajo licencia Creative Commons)

Agregar e integrar: Internet es un gran Lego

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La integración de sistemas es un proceso que está cobrando cada vez mayor importancia:

Blocks of interchangeable software components are proliferating on the Web and developers are joining them together to create a potentially infinite array of useful new programs. This new software represents a marked departure from the inflexible, at times unwieldy, programs of the past, which were designed to run on individual computers.

Parece evidente una tendencia hacia la descentralización de la innovación en una industria tan peculiar como el software. En los 80-90, las grandes compañías (Microsoft Apple, Lotus, IBM) dominaban el mercado con sus complejas suites de producto. Hoy nadie se extraña (o no demasiado, vaya) que una pequeña compañía como Writely (con apenas un docena de empleados) sea comprada por una gigante como Google. Y esto ha añadido presión a las “grandes”. Muchos pequeños ISV (Independent Software Vendors) se han lanzado (en pos de esa innovación constante) a la carrera de construir aplicaciones Web 2.0, con su beta correspondiente. Y algunos de ellos incluso utilizan las infraestructuras que los grandes proveen como Google Maps o S9, el nuevo servicio de almacenamiento de Amazon. Y además la mayoría de ellas disponen de medios (API de programación, web services, XML) que permiten su integración con otras herramientas de proveedores diferentes.

La vieja idea de disponer de software completamente modular, donde distintas piezas estándar se unan en sistemas más complejos: en la línea del desarrollo de software basado en componentes COTS (Components Off The Shelf).

Aquí la disciplina de la ingeniería de software cobra una nueva dimensión, porque un sistema implica integrar componentes que interactúen entre sí, por lo que el proceso de validación debe ser especialmente riguroso frente a los requisitos de usuario/sistema. Además, parece necesario que se defina un criterio unificado para la especificación de estos componentes que deben interoperar de forma estable. Pero no sólo se han desarrollado procesos de integración de sistemas, también procesos de agregación/integración de personas: los blogs son buena muestra de ello. RSS como el ADN mismo de la web.

Como pequeñas piezas de Lego que van encajando hasta completar un sistema: estaríamos más de cerca de su sueño de agregar e integrar en estado puro.

Créditos de la foto: orgemind ArchiMedia en Flickr (bajo licencia Creative Commons)

Aprender a emprender

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El hecho de emprender requiere del individuo competencias y capacidades “especiales”. Los nuevos emprendedores deben añadir a su experiencia profesional la relación y el conocimiento del mercado, además de cultivar los conocimientos para una gestión eficaz de su proyecto, tan importante o más que la propia iniciativa. Es obligación de la sociedad fomentar esa cultura y formar y apoyar en el cometido de aprender a emprender.

Por eso, la iniciativa del Plan de Fomento Empresarial del Gobierno me parece loable: el desarrollo de la iniciativa y el espíritu emprendedor en la sociedad y particularmente entre jóvenes y colectivos potencialmente emprendedores. Y más cuando la propia Comisión Europea ha instado a los países miembros a inculcar, desde la enseñanza, la cultura empresarial, introduciendo este aprendizaje en todos los ciclos educativos. Aunque eso no es suficiente. Estas políticas públicas deben basarse en crear infraestructuras que reduzcan el riesgo (inherente al emprendimiento) y/o incrementen las ganancias del esfuerzo emprendedor. Además, debe estar basada en la estas infraestructuras deben reducir los costes/tiempos de experimentación y eliminar barreras.

Debemos generar actividad de emprendimiento de alto valor añadido, y ahí la creatividad y la capacidad de innovación juegan un papel fundamental. Todo ello apoyado sobre un apropiado nivel de inversión de financiación privada que ayuden a generar una verdadera cultura emprendedora.

Evaluación del desempeño en la Administración

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Hace unos meses, ya me planteaba por qué las prácticas de Gestión del Rendimiento (incluyendo la Evaluación del Desempeño) no eran una práctica habitual en la Administración, cuando el Gobierno de Navarra decidió implantar un nuevo sistema de retribución variable que primara la productividad y penalizara el absentismo laboral.

Ayer el ministro Jordi Sevilla planteaba una nueva orientación de la función del empleado público en la presentación de la reforma del Estatuto del Empleado Público:

“Se acabó el que estos empleados crean haber obtenido un puesto para toda la vida, se desempeñe como se desempeñe (…) La continuidad en los puestos dependerá de lo que se haga en éstos, desapareciendo la presunción de estar obteniendo un puesto para toda la vida”

Me parece lógico que los empleados públicos respondan continuadamente de los resultados de su actuación, y éstos se midan mediante una evaluación objetiva del desempeño (no del desempleo como pone el artículo referenciado) como elemento clave de mejora y mecanismo de modernización.

Mis compañeros de trabajo me dice que soy un poco iluso y que esa “cultura funcionarial” no cambiará, aunque esté bien la iniciativa. Mi personalidad incoformista se niega a aceptarlo, aunque entiendo que es difícil aplicarlo en toda la extensión de las Administraciones, pero tasmbién pienso que puede permitir mejorar en muchos aspectos.

Algunas preguntas que me planteo:

  1. ¿ Podemos pedirle al ministro que explique qué resultados pretende obtener ?
  2. ¿ Cuál es el margen objetivo que se espera conseguir ?
  3. ¿ Cómo piensan medirlo ?
  4. ¿ Será cada Comunidad Autónoma libre de aplicar sus propias políticas ?
  5. ¿ Será rentable el (ingente) esfuerzo económico con esos resultados ?

Espero que sí. No olvidemos que la principal responsabilidad del empleado público siempre será la de atender al ciudadano. Y el servicio al “cliente” (interno/externo) debe ser lo primero, aparte de que la propia organización se beneficie de un aumento de productividad (desconozco cuánto será) que estoy convencido mejorará la calidad del servicio. Las Administraciones no pueden conformarse con la prestación de servicios: los ciudadanos esperamos una experiencia eficiente y de calidad.

No me llames iluso, porque tenga una ilusión…

Créditos de la fotografía: JD Hancock en Flickr (bajo licencia Creative Commons)

Una red social de lectores

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Un enfoque diferente de proceso colaborativo. Si has leído un libro y te ha gustado la temática, pero no sabes por dónde continuar visita What should I read next? e introduce un autor o una obra. El sistema de búsqueda indagará en la base de datos de los libros favoritos de más de 20.000 lectores reales para sugerirte tu próximo libro, aprovechando las recomendaciones de los lectores. Para el “libro que estoy leyendo”, me ha recomendado:

  • The Assassin’s Gate: America in Iraq – George Packer
  • RE-Imagine! – Tom Peters
  • A Family Daughter – Maile Meloy
  • How to Talk to a Liberal (If You Must): The World According to Ann Coulter – Ann H. Coulter
  • The Big Moo: Stop Trying to Be Perfect and Start Being Remarkable – Seth Godin
  • The First American: The Life and Times of Benjamin Franklin – H. W. Brands
  • Seeing What’s Next: Using the Theories of Innovation to Predict Industry Change – Clayton M. Christensen, Scott D. Anthony, Erik A. Roth

Útil para aficionados a la lectura, como quien escribe. Además, como buena red social, puedes aportar tus sugerencias, que se incorporarán a la base de datos para futuras búsquedas.