Tagged: conciliación

Vivir para trabajar

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Me tocó la fibra “No vivas para trabajar” de Tíscar Lara, referenciando las preguntas que Mercè Molist se hacía sobre cómo trabajar sin perder calidad de vida. Francamente: ¿la gente que trabajáis duro, vuestra vida es tan… inexistente? ¿O existen trucos? Espero que sí y que haya llegado mi momento de aprenderlos, como en su tiempo aprendí los trucos para trabajar en casa y no morir en el intento: rutina, rutina y rutina, horario, horario y horario, por la mañana no se duerme hasta tarde, a las 19h se cierran el ordenador y el despacho, descansos cada hora y media, imposición de ver a gente diariamente. (…) El trabajo es ego y, como tal, siempre quiere más. No dudará en zamparse tu vida, tus relaciones sociales, tu cuerpo, tu alma, tu tiempo. Te engañará haciéndote creer que porque curras mucho todos te admiran, triunfas en la vida y te quieres un montón. Mentira. Quererse no es matarse a currar y nada más. Vivir para trabajar o trabajar para vivir. Me tocó la fibra por la vorágine de trabajo y el escaso tiempo libre que he disfrutado últimamente. Me ha exigido mucho esfuerzo, pero también cambiar algunos de mis hábitos. Organización […]

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Conciliación con horarios europeos

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Estoy viendo un programa en televisión sobre la conciliación de vida laboral y familiar. Participa, entre otros, Ignacio Buqueras, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los horarios españoles y su normalización con otros países de la UE, que asegura que la conciliación «pasa por tener unos horarios europeos y así tener una mejor vida laboral y familiar». Según explica, no hay que confundir «entre estar trabajando y estar en el lugar del trabajo», por lo que propuso jornadas laborales «más intensas, más productivas y rentables para las empresas». No puedo estar más de acuerdo. Libertad de horarios es el camino. Algunos incluso han tenido que rechazar un buen trabajo porque no le permitía compatibilizar vida laboral y familiar. España es el país europeo en que más horas se trabaja y el tercero menos productivo, de ahí la necesidad de adoptar jornadas de trabajo que se interrumpan tres cuartos de hora o una hora (máximo) para comer y que concluyan entre cinco y seis de la tarde. Precisamente esto tiene un efecto colateral perverso: el abandono de los niños, que pasan la mayor parte del día solos. Esos “niños llave” que, desde muy pequeños, tienen llave de casa porque sus padres […]

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