La innovación se democratiza

1

Me he indignado bastante leyendo un artículo de opinión de X. Ruvert de Ventós, que también comenta Juan Freire. Defiende que casi todo nuestro tiempo estamos dedicados a actividades rutinarias y argumenta que es precisamente sobre ellas donde reside la base de nuestro bienestar. Pero, para ello critica la creatividad y la innovación por su falta de “progresismo” (en el sentido clásico, hoy caduco). Y todo esto lo hace con una serie de argumentos fáciles, sencillos. Comenta el autor:

El culto a la novedad y la invención, el anatema a lo repetitivo o rutinario, todo esto fue en su día monopolio del progresismo y la vanguardia. Hoy han cambiado las tornas y se ha transformado en el saber convencional de ejecutivos, publicistas, jefes de venta o políticos inspirados que hablan “con visión de futuro”. (…) Y si la razón no ha de hacer la ley a las cosas, menos todavía ha de hacerla esa creatividad programática y de encargo que han dado en llamar “inteligencia emocional” y que está mezclando salsa rosa con el negocio y el negocio con salsa rosa.

¿Pero hay algo menos creativo (y más contradictorio) que predicar la creatividad? Sí, creo que no tenerla o pensar que su evidencia es contradictoria. Esa actitud me parece retrógrada en cierto modo, porque eso es precisamente lo que este blog pretende. Cualquier iniciativa de fomento de la creatividad y la innovación es inherentemente progreso, sin cortapisas. ¿ Qué tiene que ver el estudio de las emociones en nuestro éxito profesional con la creatividad programática? Es mezclar churras con merinas. Precisamente si esta disciplina fuera programática, obtendríamos sin esfuerzo buenos líderes, competentes y cualificados a nivel personal y técnico. Y todos sabemos que eso escasea, precisamente por la dificultad de su desarrollo, lejos de la programática.

Además, lamenta el encorsetamiento de la creatividad al ser “oficializada” por los poderes políticos y económicos. No puede estar más en desacuerdo. Eric von Hippel lo explica claramente en su libro “Democratizing Innovation”. La innovación se “democratiza” porque cada vez más usuarios – individuos u organizaciones – son capaces de innovar por y para sí mismos. Las necesidades son cada vez más heterogéneas, lo que hace que los usuarios innoven muy por delante del mercado: son más ágiles los procesos de innovación liderados por el usuario, que aquellos que llevan a cabo la industria por sí misma.

Un nuevo concepto de innovación abierta y distribuida, donde la pasión de los usuarios es el motor. Pura creatividad.

1 comentario

  1. Estoy completamente de acuerdo contigo. La innovación se predica, porque no es fácil, porque cuesta esfuerzo. La mediocridad y la rutina no hace falta predicarlas… son cómodas.
    Bueno, está claro que lo mejor es predicar con el ejemplo, y creo que eso lo hacemos un poco todos los que hablamos de innovación, porque no puedes hablar de algo bien si no lo consideras importante… y si lo consideras importante, seguro que lo haces.

Deja tu comentario