Muere lentamente

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Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca.
No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú.

Muere lentamente quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en si mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.

Muere lentamente quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.

Pablo Neruda

3 comentarios

  1. Alli estaré says:

    :)
    Nunca lo había leido. Me gusta más el arte visual que el escrito! Nunca me llevé con la poesía pero me dejó pensando, quizás llegó más dentro de lo que pensaba :)

    Saludos

  2. A mí también siempre se me ha hecho cuesta arriba la poesía, pero quizá me lo tenga que replantear. Es precioso, de verdad.
    Menos mal que tenemos proyectos suficientes para vivirlos con el placer y lentitud que se merecen.
    Saludos, blogobrother.
    Algún día habrá que quedar, ¿no?

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