Aprendiendo de gestión de equipos en medio del temporal financiero

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teamwork

En los últimos meses, hemos visto como la “crisis de las deudas soberanas” no ha dejado de agravarse en la Unión Europea. Las revueltas aguas de la economía europea se enfrentan a numerosos frentes de inestabilidad.

En realidad, haciendo un ejercicio de simplificación, gran parte de estas crisis (financieras, institucionales, etc.) se pueden resumir en una conclusión: se acaban agravando como consecuencia de la ineficacia y la falta de cooperación entre las partes implicadas.

Los anglosajones suelen hacer el juego de palabras: “Great teams work when they work together”. En mi opinión, un error de bulto en el caso de esta crisis ha sido no saber atajar los continuos desacuerdos entre países, donde cada país trata de maximizar el beneficio propio (y su posicionamiento estratégico), sin considerar los efectos que tiene sobre la Unión Europea en su conjunto. Como explicaba Jordi Cabré en “Brief insight about the European Union Crisis”:

When countries that are part of the same system compete among themselves instead of enhancing collaboration, the system breaks down. In the end all lose, even the ones that optimize their own situation during the crisis. This basic understanding from Deming applied to the parts of a system aptly applies to the current economic situation of the EU. (…) It is curious and sad that instead of looking for root causes, humans blame others, pointing in the wrong direction, apparently thinking that cost cutting will free resources to repair the apparent problem. But the problem will remain and history will repeat as usual, unless we analyze and understand with the benefit of profound knowledge.

No quiero decir que la competencia interna entre los países de la Unión sea innecesaria, pero esa competencia solamente suele funcionar en situaciones muy determinadas. Fundamentalmente, cuando el éxito del conjunto supone un mayor retorno al éxito individual, algunos miembros se encargan de motivar y tiran de otros e incluso cuando el éxito de una parte del equipo es celebrado por todos los miembros como propio, sabiendo que redunda en beneficio del conjunto. En ese contexto, puede tener sentido la competencia interna.

Sin embargo, durante mucho tiempo ha sucedido todo lo contrario:

  1. A pesar que parecía que las reglas del juego eran sólidas y los objetivos estaban claros desde el inicio, está claro no era así. Ha faltado concreción, adaptación a las circunstancias  y un alineamiento claro de objetivos comunes.
  2. Incluso se ha echado de menos cierto sentido de pertenencia al equipo. Opiniones enfrentadas, intereses particulares contrapuestos y falta de acuerdo en acatar las reglas han sido norma.
  3. Los miembros del equipo no sólo no celebran los éxitos ajenos, sino que tienden a despreciarlos.
  4. Los líderes tienen sus favoritos, y esto es evidente al resto del equipo. Por otro lado, algunos miembros sacan réditos de la complicada situación de otros.
  5. Ha existido cierto nivel de “sabotaje interno” que impide trabajar normalmente al resto de miembros. Seguramente justificado por las circunstancias, pero que ha impedido al equipo completar sus objetivos iniciales. En ciertos momentos, la sensación de “última oportunidad” impregnaba el ambiente.
  6. Incluso, en varias ocasiones, se ha perdido el respeto y la confianza en el resto de miembros.
Podríamos seguir enumerando, pero está claro que estas circunstancias son suficientes para que la situación se agrave, se enquiste y sea complicado conseguir los resultados marcados. Incluso para que la cohesión del equipo se rompa y algunos miembros se planteen dejar de pertenecer a él.
Perfectamente aplicable, por tanto, a una problemática a escala micro: el grado de colaboración de los miembros de un equipo determina su éxito.
Como se suele decir, “trabajo en equipo” no es “trabajo en grupo”…

 

(La foto de esta entrada es de wales_gibbons en Flickr)

 

2 comentarios

  1. Estoy contigo, Alfonso. Suelo presumir de europeísta y está muy bien justificarlo en base a una mentalidad de trabajo en equipo. Que en efecto está fallando mucho, con demasiado individualismo. Me temo que lo que sí que habría que replantear en la arquitectura de la UE y la eurozona es tanta exigencia de unanimidad y posibilidades de veto, que demuestra un tibio compromiso por parte de sus integrantes. ¿Te imaginas si en España fuera necesaria la unanimidad de las autonomías par sacara adelante cualquiera de las reformas? Sería aún más caos del que ya tenemos. Pues al final es en cierta medida lo que ocurre en Europa.

    • Alfonso Romay says:

      Tremendo debate el de la unanimidad y los derechos de veto: UE, ONU, disciplinas de voto de los partidos políticos…
      Las democracias no pueden funcionar si mi voto vale más que el tuyo. Es un ejercicio de mayorías.

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