Parálisis del análisis o la eterna revisión
La parálisis del análisis es el error típico de ciertos proyectos donde nunca se empieza a implementar o a desarrollar prototipos porque el proyecto se ve inmerso en una permanente fase de análisis:
Los principales síntomas del problema suelen ser que en la administración del proyecto se pretenda terminar con el análisis antes de empezar a codificar. Otro error es el de no prever que los requerimientos del proyecto van a cambiar durante el desarrollo.
El problema con esta parálisis es que la complejidad de los modelos de análisis tiene como resultado complejas implementaciones haciendo que el sistema sea difícil de desarrollar, documentar y probar. La ingeniería del software provee métodos de modelado y desarrollo que separan un proyecto en etapas iterativas, esto es, se analiza una parte del problema, se diseña, se codifica y se prueba lo desarrollado para luego volver a analizar otra parte completando la iteración. De esta manera, los profesionales no planifican el proyecto en detalle durante la primera fase, sólo se dan los primeros pasos, se construye y prueba lo planificado, se encuentran problemas, ambigüedades, como también mejores soluciones y prácticas en una etapa temprana que no compromete todo el desarrollo.
En esa situación estamos: una empresa grande, muy burocratizada, donde la presentación/aprobación de un proyecto nos está llevando más tiempo del previsto. Todo debe ser revisado y aprobado varias veces por distintos estamentos y eso ralentiza mucho las cosas. Cuando se mueve, se mueve lenta y reactivamente… Y cada vez que se revisa algo todo el proceso empieza de nuevo. La eterna revisión, la creciente parálisis del análisis. Ya hablamos sobre las formas de organización de las empresas japonesas y su lentitud, y la famosa Teoría Z de Ouchi: todos participan y se involucran en las decisiones y se promueve el consenso final. La responsabilidad del éxito o el fracaso de la organización la comparten todos sus miembros como grupo. Ninguno es más responsable que otro.
Creo que es un planteamiento equivocado en un entorno tan complejo y dinámico como el actual. Una organización saludable es aquella que logra ejecutar rápida y eficazmente su planificación estratégica como resultado de una serie de factores internos. Son fundamentales la habilidad para ejecutar rápidamente las decisiones estratégicas y operativas, y la capacidad para enfrentarse a entornos cambiantes.
Hay que hacer cosas para que pasen cosas. Acción y análisis corren en paralelo. Cierto que la burocracia es imposible de evitar en muchas organizaciones. Tal vez podamos echarles una mano.
Créditos de la fotografía: LendingMemo en Flickr (bajo licencia Creative Commons)