Vivir para trabajar

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Vivir para trabajar

Me tocó la fibra “No vivas para trabajar” de Tíscar Lara, referenciando las preguntas que Mercè Molist se hacía sobre cómo trabajar sin perder calidad de vida.

Francamente: ¿la gente que trabajáis duro, vuestra vida es tan… inexistente? ¿O existen trucos? Espero que sí y que haya llegado mi momento de aprenderlos, como en su tiempo aprendí los trucos para trabajar en casa y no morir en el intento: rutina, rutina y rutina, horario, horario y horario, por la mañana no se duerme hasta tarde, a las 19h se cierran el ordenador y el despacho, descansos cada hora y media, imposición de ver a gente diariamente. (…)

El trabajo es ego y, como tal, siempre quiere más. No dudará en zamparse tu vida, tus relaciones sociales, tu cuerpo, tu alma, tu tiempo. Te engañará haciéndote creer que porque curras mucho todos te admiran, triunfas en la vida y te quieres un montón. Mentira. Quererse no es matarse a currar y nada más.

Vivir para trabajar o trabajar para vivir. Me tocó la fibra por la vorágine de trabajo y el escaso tiempo libre que he disfrutado últimamente. Me ha exigido mucho esfuerzo, pero también cambiar algunos de mis hábitos. Organización y bastante disciplina para ir capeando el temporal, que todavía colea.

El problema es cuando las cosas te van bien, salen nuevos proyectos interesantes e ilusionantes, y vas solapando esfuerzos. El éxito fomenta que se mantenga esa esclavitud. Y mientras todo esta vorágine te envuelve y se convierte en un círculo vicioso que fagocita tu vida social y tu ocio. Círculo del que me gustaría salir (al menos, los fines de semana) que te permitan disfrutar de ciertas cosas necesarias para uno mismo y que no tienen precio.

Como decía Tíscar: frena, descansa, vive. Y aprende a decir NO, a ver si me aplico el cuento.

Créditos de la fotografía: Eneas De Troya en Flickr (bajo licencia Creative Commons)

 

4 comentarios

  1. Jota (Blogissimo) says:

    Me he sentido tan identificado al leer este post.
    Soy consciente de todo ello (el trabajo) pero no puedo decir que no. Al menos no por ahora.

  2. Te recomiendo “El placer de no trabajar” de Zelinsky, te aclarará muchas dudas.
    ¡Un saludo, compañero!

  3. […] De todos modos, me parece que es sólo la punta del iceberg. Es el momento de replantearnos ciertos parámetros de este modelo de desarrollo y establecer prioridades. ¿Eres feliz? Porque muchos sociólogos empiezan a apuntar a que el trabajo se convierte (en muchos casos) en un sustituto de felicidad. Terreno fangoso esto de centrarse únicamente en el trabajo, lo digo desde mi experiencia. No vivas para trabajar. […]

  4. […] podido comprobar, algunos picos de trabajo se convierten en cordillera y aparecemos poco por aquí. Algo debo cambiar, claro. Echo de menos aquellos ratos ociosos, terreno fértil de mi propia creatividad. La […]