Crisis de iniciativa

1
Iniciativa

En mi opinión, en España hay dos crisis tan importantes como la económica: por un lado, la crisis institucional (de la que hablaremos en otra ocasión) y, por otro lado, la crisis de iniciativa. Ésta última es mucho más preocupante y dañina, porque paraliza todo.

Personalmente, no creo que una crisis como la actual represente, en la mayoría de los casos, una oportunidad. El buenrollismo que existe en las redes sociales choca de bruces con la realidad de muchas personas que lo están pasando mal.

Hemos oído hasta la saciedad que falta iniciativa emprendedora, y es cierto, aunque tengo mis dudas a que sea el remedio universal a todos los males. Pero, sobre todo, falta iniciativa para abordar nuevos proyectos, por seguir avanzando, por crear y creer: la ‪crisis‬ se alimenta también con nuestro propio ‪miedo‬.

Cierto es que la menor disponibilidad de capital reduce la posibilidad de vender tus productos o servicios a clientes potenciales. Por eso, nuestra propuesta de valor tiene que apuntar a ofrecer soluciones ágiles y es necesario afinar más y mejor, tanto en aprovechar oportunidades y acertar con el modelo de negocio, como en el rigor de nuestra propia gestión.

En parte, también nos falta actitud positiva para apostar por construir y mejorar el futuro al que (parece) estamos abocados. No el tipo de optimismo de un libro de autoayuda, lleno de palabras vacías y frases zen. Me refiero a un optimismo racional, que ayude a mantener y contagiar ilusión por el día a día, como única opción para seguir progresando. Puede ser un tuit, una sonrisa, un “¡Vamos!” en el momento justo… Claro que el futuro está complicado, pero lo estará mucho más si no hacemos nada.

Y si añadimos una pizca de ansiedad por mostrar resultados inmediatos, que aumenta por la búsqueda constante del triunfo a corto plazo. El otro día comentaba con Daniel Cuñado (si no conocen su blog, muy recomendable) que parecemos instalados en un estado permanente de resignación. Hay que cambiar de síndrome del boxeador noqueado en que nos meten los medios de comunicación. Vamos a tener que cambiar y, si no lo hace nadie, a lo mejor hay que empezar por uno mismo.

En el fondo, somos nosotros, nuestras circunstancias… y lo que hacemos con ellas. Lo resumió muy bien Ricardo Tayar en su ponencia en el Congreso Web 2012, hablando de eficacia de una web, pero aplicable a otros ámbitos: conseguir la eficacia implica actitud, inconformismo, salir de la zona de confort, mirar fuera, tener un culo de mal asiento.

Una curiosidad permanente parece una buena receta para cambiar algunas cosas: cambio miedo por esa actitud que permite avanzar y se olvida de mirar el retrovisor todo el viaje. Palabra de optimista racional.

Créditos de la fotografía: Len Radin en Flickr (bajo licencia Creative Commons)

1 comentario

  1. Muchas gracias, Alfonso, por la mención, y enhorabuena por el post.
    De lo que dices en el segundo y tercer párrafos, me ha recordado un comentario de esta semana de uno de estos figuras que un día recomiendan llevarse el dinero de España y al otro dan lecciones de salir de la crisis. Decía que “cuando la alternativa es el paro, emprender sale barato”. Frase que indudablemente suena muy bonita y se merecerá muchos retweets, pero en realidad sin financiación no está nada fácil emprender. Aparte de que se está abusando un poco de este término porque muchos lo que tienen en mente es ser los próximos creadores de un Instagram que podamos vender al año de crearse por una millonada. Esto no es realista y como dices convertirse en emprendedor no es la panacea. Creo que es muy importante precisamente lo que comentas: espabilar y dar pasitos adelante en lo que ya se domina, sacudiéndonos el miedo que tiene a la sociedad bloqueada. Se trata de sumar granito a granito. Si colectivamente consiguiéramos ese aporte incremental, conseguiríamos entre todos dar ese salto cualitativo que cambiaría el panorama, digo yo.
    Un abrazo.

Deja tu comentario