Job crafting, a la búsqueda de tu pasión

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Imaginación

Recientemente, Eva Collado compartía una reflexión sobre el cambio y la necesidad de cuestionar continuamente el modo en que haces tu trabajo. En cierta forma, me recordó a algo que llevo trabajando desde hace tiempo en mi trabajo y que leí en un artículo de Harvard: el llamado job crafting (trabajo de artesanía).

Básicamente, se trata de buscar un método que puedas utilizar para trazar sus intereses, pasiones y puntos fuertes y conocer cómo alinearlos con su actividad diaria, para hacer el trabajo más atractivo. En una palabra: convertir tu trabajo en el que te gustaría que fuera. En el fondo, se trata de desarrollar tu trabajo desde un punto de vista más significativo y gratificante. Y se trata de una técnica en “positivo”: te centras en qué sabes hacer mejor, cómo aplicarlo y cómo hacerlo continuamente.

Exactamente de esto habla Ken Robinson en “El Elemento”, el último libro que estoy leyendo: Ken Robinson define ese elemento como el punto de encuentro entre nuestras habilidades naturales y las inclinaciones personales. Cada persona está dotada para determinadas actividades y tareas; descubrirlas es vital. Pero sólo generan un torrente de energía cuando se combinan con una inclinación personal. Cuando uno descubre su elemento, el nivel de satisfacción se eleva notablemente hasta el punto de asumir las partes menos agradables asociadas al mismo. Por ejemplo, una bailarina profesional es capaz de ensayar sus pasos interminablemente durante días, hasta lograr la perfección absoluta. Estas sesiones agotadoras no restan un ápice a la pasión que siente por el baile y es esa pasión es la que les lleva a soportar ese esfuerzo.

Dice Robinson que, para muchas personas, una parte importante de encontrarse en su elemento es conectar con su tribu, personas que comparten tu pasión, que te inspiran y que contribuyen a aportar un sentido de pertenencia (redes sociales, ¿por ejemplo?). En realidad, recuerda mucho al concepto de ética hacker del trabajo  o de consultoría artesana, como nuevos modelos de organización del trabajo. Podéis ver, por ejemplo, la declaración de intenciones de la red de consultores artesanos: es el trabajo colaborativo (en red) de un grupo de profesionales con un objetivo ilusionante como punto de partida, posibilitado por las posibilidades que ofrecen los medios actuales.

Por supuesto, necesitas que tu organización te de espacio y te permita cierto “margen de maniobra”. Pero depende, fundamentalmente, de afrontarlo con una visión personal diferente. Empieza por replantearte lo que podrías lograr al repensar cuál es tu trabajo y qué aportas. Al analizar tu trabajo y volver a pensar lo que podría llegar a ser en cada proyecto o tarea, necesitas tener claridad acerca de en dónde eres bueno, qué te motiva y lo que te apasiona. Y, como dice Andrés, no olvides trazar un plan para conseguirlo, que perseguir un sueño sin tener claro hacia dónde vas es muy cansado…

Eso sí, os aseguro que el proceso no es sencillo y no son recetas de fácil aplicación: es pura dinámica de sistemas. En un sistema complejo y no lineal, las variables cambian y con ellas el diagrama causa-efecto. Pero, en el fondo, se trata de ir mejorando progresivamente, y el método se adapta contigo si tu pasión hacia el resultado continúa siendo la misma. En eso estamos…

(La foto de esta entrada es de Walt Stoneburner en Flickr)

2 comentarios

  1. Me parece territorio complejo este de unir pasión y trabajo, con muchos matices. No tanto por lo que de reconfortante tiene, sino porque si no tienes control sobre tu pasión sino que ella se inscribe en un trabajo asalariado, controlado por terceros, puede que acabes en modo “autoexplotación”. No sé, me da un poco miedo tanta insistencia en realización a través del trabajo… casi como única manera de ser feliz. En su día ya escribí sobre esta postura crítica que mantengo al respecto:
    Profesionalizar la pasión… ¡o no!

  2. Alfonso Romay says:

    Como siempre, nos haces pensar con tus reflexiones… aunque en tu post va un paso más allá de lo que intentaba explicar.
    Es cierto que la tentación de arrastrar tu pasión al terreno económico trastoca la forma en que lo encaramos. Por supuesto, hay muchos matices. Teniendo en mente esas limitaciones, me planteaba si merece la pena afrontar ese trabajo de otra forma, con otra actitud, buscando tu espacio.

    Tampoco lo enfoco en el sentido de levantarme de un salto de la cama con ánimos rebozantes para iniciar un nuevo día con el agrado de disfrutar de ese trabajo. :-) La realización en lo profesional es compleja y tiene muchas aristas, sin duda. Me hace gracia cuando algunas consultoras te venden que es posible cuantificar el retorno de la felicidad del empleado en productividad y balances financieros. Nada más intangible y “consultolábico”.