¿Sobrevaloramos la formación de las escuelas de negocio?

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Escuelas de negocios

Este tema fue el hilo de una conversación el pasado domingo con una amiga que está estudiando un MBA. Hablábamos del tamiz que debes poner a todo lo que aprendes y del ámbito de aplicación de esos conocimientos, ya que me manifestaba que, en su sector, no es fácil aplicar algunos. Y comentamos las expectativas de algunos, que creen que completar el MBA les permitirá acceder a la función directiva sin problemas.

Esto comentaba estratega hablando del libro “La mente del estratega” de Kenichi Ohmae:

“Tal vez no cuentan con un grupo de planificación estratégica, pero tienen un gran estratega de talento natural (…) estos estrategas excepcionales carecen de educación de negocios formal (…) pero tienen un conocimiento intuitivo de lo que son los elementos básicos de la estrategia. En su idiosincrasia particular, la compañía, los clientes y la competencia se conjuga en una interacción dinámica que cristaliza en un conjunto de objetivos y planes de acción.

La clave de esos procesos es su perspicacia y agudeza. Debido a que son creativos, en parte intuitivos y a menudo contrarios al status quo, los planes resultantes podrían, desde el punto de vista del analista, carecer de validez (…) Tanto en Japón como en occidente, esa raza de estrategas naturales e instintivos está en proceso de extinción, o por lo menos está siendo desplazada por planificadores estratégicos o financieros, racionales y metódicos.”

Una tesis en la linea de lo que plantea Mintzberg en “Directivos, no MBAs” (hablamos aquí de sus teorías). Primero, la tentativa de las escuelas de negocio en convertir la gestión en una ciencia que puede dañar la propia disciplina de la gestión. Segundo, la falta de aplicabilidad, ya que muchos MBA son gente muy joven (incluso en algunos casos recién titulados) sin apenas experiencia de gestión y dirección. A mi juicio, hay un tercer motivo relevante y es el aumento espectacular de la oferta (y demanda) de este tipo de estudios. Y más en España, donde ya no te distingues por completar una educación superior y debes aportar algo más.

Mintzberg plantea que la educación de estas escuelas debería estar menos centrada en la educación de gestión y más enfocada en facilitar que los managers aprendan de su propia experiencia. Los MBA son programas de formación especializada en distintas áreas funcionales, pero no programas de formación general sobre la práctica directiva (como debería ser). Como bien decía mi amiga: de un MBA sale gente más preparada, pero no directivos ni empresarios. Esas competencias no te las enseña ningún master: es tu propia experiencia la que te aporta. Pretender crear directivos de gente que no ha dirigido es, cuando menos, una temeridad.

Créditos de la fotografía: Wonderlane en Flickr (bajo licencia Creative Commons)

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