Brecha digital: de la economía a la participación

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Brecha digital

Jakob Nielsen habla en su columna de  brecha digital, desgranando su opinión sobre las oportunidades perdidas por un amplio grupo de población que no puede/quiere utilizar Internet.

Identifica tres etapas diferenciadas, que resumen bien los estadios por dónde pasaremos:

  1. Brecha económica o aquella en las que los potenciales usuarios no pueden permitirse adquirir un equipo. La más sencilla de cerrar según Nielsen (al menos en el mundo industrializado). En países más pobres se están haciendo esfuerzos como One Laptop Per Child (OLPC) que lidera Nicholas Negroponte, aunque no es la única iniciativa.
  2. Brecha de usabilidad o aquella en las que los potenciales usuarios no son capaces de hacerse con la tecnología a pesar de poder permitirse adquirir un equipo. Muchas veces, la tecnología no está pensada para facilitar la vida a las personas. La usabilidad mejora para usuarios experimentados, pero hay un 40% de la población con un bajo acervo cultural, y la mayoría de los sitios web están escritos para un nivel cultural medio-alto. Nos centramos muchas veces en aspectos de diseño y usabilidad sin pensar en los más básico: la accesibilidad se inicia con la redacción de contenidos sencillos. Un ejemplo que deberían seguir muchas AA.PP. donde la redacción de contenidos no está pensada para su usuario potencial medio.
  3. Brecha de delegación (empowerment divide): aunque la tecnología fuera extremadamente fácil de utilizar, siempre nos daremos con el muro de la participación. Una y otra vez aparece este muro. Es fundamental estimular la participación de los usuarios, pero también su sentido crítico. Muchos usuarios apenas si saben utilizar algo tan básico como los buscadores o cambian su página de inicio por una que se adapte mejor a sus necesidades. Y aquí estará el quid de la cuestión en el futuro, porque aquí cada vez la brecha es mayor. Recordemos la regla 90-9-1: 90% de multitud silenciosa que no participa, 9% de usuarios que participan con cierta frecuencia y 1% de usuarios que concentran casi toda la acción

Se mantiene la idea de influencia de una minoría más desarrollada. A esto hay que añadir el componente “edad” en la fórmula: la brecha digital no está supeditada a un determinado nivel de ingresos o una educación, sino más a un factor derivado de la propia edad del individuo.

Lo preocupante es que, como usuarios avanzados, no solemos tener en cuenta a esa gran masa de usuarios con bajas habilidades tecnológicas. Debemos superar las 2 primeras etapas sin descuidar la tercera, que será un auténtico puerto pirenaico. Es necesario acelerar esas transiciones para tener una sociedad más democrática e igualitaria, no segmentada, preocupada por favorecer la innovación y la utilización eficiente de la tecnología en beneficio del conjunto.

Y como usuarios avanzados, tenemos la responsabilidad de hacer lo posible. Queda mucho camino por recorrer, aunque al menos tenemos un punto de partida.

Créditos de la fotografía: marsmet481 en Flickr (bajo licencia Creative Commons)

8 comentarios

  1. Eduardo Paz says:

    Me gusta este esquema sobre las brechas digitales.

    Creo que la brecha que menciona Manuel Castells es más amplia que la edad. Creo que abarca perfiles psicográficos genéricos, como la edad, el género o incluso, a razas determinadas (por ejemplo, los hispanos en Estados Unidos tenían serias dificultades para utilizar internet. Ahora ya no. De todos modos, esta brecha “psicográfica” no es tan importante como la económica, la usabilidad y la delegación porque las personas mayores aprenden rápido a utilizar el cajero automático y el móvil. Eso si, los bebés tardan 6 años en aprender ;)

    Yo añadiría la brecha lingüística, muchas veces imposible de cruzar.

  2. Lo de la brecha de delegación no sé si tiene arreglo. Al final, siempre nos topamos con Pareto, el 20% hace el 80%, y el resto de aprovechan de eso.

    Además, cuanto más grande la comunidad -léase, Wikipedia-, más pequeños porcentualmente son el grupo de los que participan frecuentemente y el de los que concentran casi toda la acción.

    • Cierto, el Señor Pareto arrasa, como dice Julen. De todos modos, de algún modo hay que incentivar la participación porque un juego de élites nunca puede funcionar en la globalidad. Y cuánta más gente quede excluida, peor.

  3. Y, sin embargo, nuestra ¿democracia? funciona así. ¿Muchos? votan y unos pocos son los que deciden por todos.

    Históricamente, la sociedad siempre hay funcionado con élites, y creo que tardará mucho en cambiar.

    • Hombre, yo veo más una democracia de élites en otros países (e.g. Latinoamérica donde la política de élites está en muchos casos sólo un escalón por debajo de la dictadura), pero España la concibo más como una democracia de sociedad civil.

      En este país, las élites continúan existiendo, claro que sí, pero se diluyen en una sociedad civil más amplia y pierden poder relativo. Algo muy beneficioso por otra parte, porque considera la distribución de poder y se valoran los derechos individuales y el espíritu de cooperación, aunque sea debido a un % pequeño de la población.

      Pero, bueno, dejemos el tema que estábamos hablando de brechas digitales ;)

  4. […] Romay, Alfonso (21/11/2006), Brecha digital: de la economía a la participación, http://alfonsoromay.com/2006/11/brecha-digital/ […]

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