Adaptándonos a situaciones imprevistas

6
Imprevistos

Hace unos días escribía en Twitter:

Tengo una sensación permanente de velocidad, aunque muchas veces no sepamos muy bien hacia dónde vamos. Las redes sociales no hacen sino incrementar esta sensación: haz click y comparte esto, tuitea aquello, haz “Me gusta” en mi página. Mantén bien alto tu nivel de actividad.

Algunos intentan ir contracorriente, aunque casi nunca es fácil y la mayoría de nosotros vivimos sin tiempo para pensar. Y ya saben que por aquí nos gusta parar a pensar de vez en cuando.

Ya nadie duda que vivimos tiempos de cambio. La crisis nos trajo un nuevo escenario: minimizar costes y priorizar los (escasos) recursos. Sin embargo, cuando vimos que la crisis había llegado para quedarse empezamos a darnos cuenta que cada vez tiene más valor que la capacidad de afrontar situaciones imprevistas, incluso por encima de la planificación o la estrategia.

Por supuesto, la sensación de no controlar la situación nos genera estrés, mucho estrés. En este escenario, el mapa (estrategia) nos indica el camino, pero cada uno decidimos si conviene más ir por autopistas o por carreteras secundarias. Conoces tu destino, intenta encontrar la mejor solución con flexibilidad y autonomía (si te la dan).

Personalmente, me resulta complicado diagnosticar la situación actual con cierta perspectiva. No es nada fácil y podemos equivocarnos, pero mejor acertar a la primera, claro. Y la próxima vez que nos equivoquemos, al menos trataremos de aprender algo.

Créditos de la fotografía: Marco D en Flickr (bajo licencia Creative Commons)

6 comentarios

  1. Excelente, Alfonso. Empatizo contigo en esas emociones que describes.
    Es muy estresante tener que hacerlo todo corriendo y como bien dices, reconstruyendo los planes y estrategias sobre la marcha a medida que el entorno va cambiando, cada vez a mayor velocidad.
    Pero también es cierto que, al menos en mi caso, me resulta mucho más emocionante y entretenido. Cuando baja el nivel de actividad, me cuesta mantener la tensión, e incluso las tareas más sencillas se me ponen cuesta arriba. Quizás el cuerpo se acostumbra a ese estrés y niveles de adrenalina en sangre.
    Al hilo de esto, una anécdota personal: en los últimos tiempos, algo que había detestado profundamente años atrás, que era viajar en avión, me empieza a resultar hasta agradable. Haciendo introspección, mi conclusión es que el motivo es que supone uno de los pocos momentos en los que uno no está conectado ni disponible, y puede tomarse un respiro sin sentirse culpable. No deja de ser un autoengaño, pero supongo que así funciona la mente humana.
    Un saludo.

    • Alfonso Romay says:

      Me pasa exactamente lo mismo, necesito cierta tensión para mantener el motor engrasado. Como decía en el post, la sensación de no controlar la situación nos genera estrés. Ese estrés se genera por la novedad y porque, en cierto modo, vemos las situaciones nuevas como amenazas.
      Una vida sin (cierta) tensión y estrés implica no tener ningún reto ni objetivo que cumplir. No me imagino nada peor que no tener nada que hacer (aunque en estos momentos, todo estamos pensando en las anheladas vacaciones).

      Como te decía en Twitter, Tom Peters trata el tema en “Las pequeñas grandes cosas” (muy recomendable, por cierto), en una sección de “Prever lo imprevisible”. Habla de, entre otras cosas, de:
      – La redundancia, es decir, tener varios planes alternativos antes de iniciar la acción. para afrontar las contingencias.
      – Un margen extra, es decir, disponer de tiempo para los imprevistos (de 4 a 5 horas antes de un evento importante).

      Sobre el papel parece un buen método, pero dudo de su aplicación práctica. Todo va tan sumamente deprisa, que muchas veces tienes que tomar decisiones en minutos o horas, no días o semanas. No puedes mantener márgenes extra o redundancia en casi ninguna situación.
      Por no hablar del coste añadido que supone disponer de redundancia y planificar con margen extra.

  2. […] hace un par de días de la rapidez del escenario personal y profesional y del valor creciente de saber afrontar situaciones imprevistas con éxito. La premisa parece ser: Pase lo que pase, […]

  3. […] dice Bauman, tiempos donde nos toca convivir con cierto grado de incertidumbre, que es inevitable. Cada vez tiene más valor que la capacidad de afrontar situaciones imprevistas, incluso por encima de la planificación o la […]

  4. […] dice Bauman, tiempos donde nos toca convivir con cierto grado de incertidumbre, que es inevitable. Cada vez tiene más valor que la capacidad de afrontar situaciones imprevistas, incluso por encima de la planificación o la […]

  5. Nuevos modelos organizativos para entornos complejos e inciertos. says:

    […] Cada vez tiene más valor que la capacidad de afrontar situaciones imprevistas, incluso por encima de la planificación o la estrategia. […]

Leave a Reply to Alfonso Romay Cancel reply