La magia de pensar en pequeño
Los números de las empresas de Internet abruman. Su filosofía de crecimiento la explica perfectamente Paul Graham, co-fundador de Y-Combinator: “Una startup es una empresa diseñada para crecer rápido. (…) Lo único esencial es el crecimiento. Todo lo demás que asociamos con las startups se deriva del crecimiento. (…) Para crecer rápidamente, tienes que hacer algo que puedas vender a un mercado grande.”
El mantra desde que eres un embrión es que debes pensar en grande: no es malo disparar alto y fallar, sino disparar bajo y acertar. No es un mal consejo, siempre que seas consciente de las consecuencias de apuntar a las nubes. Porque trabajar hoy en grandes empresas de tecnología no difiere demasiado del implacable entorno competitivo de Wall Street en los ochenta. De nuevo la falacia de “los empleados son el activo más valioso de nuestra compañía”. El glamuroso mundo tecnológico se desvanece entre prácticas laborales dudosas, como las que ha publicado The New York Times sobre la cultura corporativa en Amazon. Empresas con jornadas de 16 horas, entornos fuertemente competitivos y muy absorbentes con las vidas de sus empleados. Empresas que asumen como algo normal que un empleado salga llorando de una reunión o consideran una baja por ansiedad como una “falta de rendimiento”. Empatía competitiva y delaciones laborales, las ha denominado acertadamente Mariano Gistaín.
En un mercado tan rápido e inestable, no es fácil pensar en pequeño. ¿Podemos “perder” pecando de precavidos? Es posible. Piénsalo de esta manera: si estás creciendo a un 50% anual, y tu competidor crece un 100% anual, en solo ocho años tu competidor será diez veces más grande que tú. Y cuando sea diez veces más grande que tú, podrá comprar diez veces más publicidad y contratar diez veces más personal y abordar diez veces más proyectos con clientes diez veces más grandes. Él seguirá creciendo y tú, probablemente, empezarás a desaparecer.
Es humano pensar así, y esa es la mentalidad generalizada. Pero siempre existen alternativas. Ya saben que, para muchas cosas, aquí preferimos el discreto encanto de lo pequeño y de los complementos. También en el universo estartapil americano encuentras empresas que prefieren crecer lentamente, que prefieren equipos más compactos, unidos en el largo plazo. Que no sacrifican la calidad de su producto por un crecimiento exponencial. Que tratan de crecer al ritmo adecuado para su empresa, no necesariamente lento ni rápido, ni siempre el mismo. ¿Debemos crecer rápidamente, lentamente, cuál es el ritmo adecuado, quién lo decide?
Reformula los factores de éxito de tus proyectos. Además de calidad, tiempo y coste, añade el ambiente de trabajo del equipo del proyecto (interno y externo). Si quemas al equipo de trabajo, ¿cómo afrontarás nuevos proyectos con garantías de éxito por mucho que procures controlar los otros tres factores?
Me declaro fan absoluto de aquellos que saben pisar el freno para pensar en su futuro, sea pequeño o grande. No dejes de buscar ese tamaño pero, sobre todo, encuentra un lugar donde te encaje la filosofía de la empresa y de quienes la gestionan. La vida es demasiado corta para vivir un sueño que no es el tuyo.
Créditos de la fotografía: N’ Grid en Flickr (bajo licencia Creative Commons).
De ingeniero a ingeniero… buen trabajo Alfonso. Encantado y a tu disposición,
[…] “La magia de pensar en pequeño“, de Alfonso […]
[…] definitiva, en un mercado tan rápido e inestable no resulta sencillo pensar en pequeño y hacerlo desde una perspectiva de diversidad. Aún así, estamos convencidos de debemos ir en ese […]
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