Por favor y gracias, palabras básicas en la vida profesional
Hace unos días, hacía la siguiente reflexión en Twitter, sobre cómo solemos manejar nuestras relaciones profesionales:
¡Cuánto cambiarían las relaciones profesionales si todo empezara con un “Por favor” y acabara con un “Gracias” sincero!
— Alfonso Romay (@AlfonsoRomay) febrero 17, 2014
Las palabras tienen un gran impacto y un enorme poder. Entre ellas hay algunas palabras mágicas, como Por favor y Gracias, que abren muchas puertas. A veces, comunicarte asertivamente es complicado. Me pasa continuamente, muchas veces no resulta fácil encontrar palabras que expliquen tus ideas sin herir o molestar al destinatario. En esos casos, Por favor y Gracias suelen ser comodines de mucha utilidad.
Por favor y gracias, algo que también se va perdiendo en las relaciones profesionales. Muchas veces, ni siquiera hace falta decirlas explícitamente, basta una sonrisa o un gesto de agradecimiento. Sin embargo, la mala educación triunfa. El respeto (ojo, sin caer en pleitesía) con el cliente, la amabilidad con el proveedor o tu compañero de trabajo están en desuso. Triunfa la idea que es mejor pedir perdón que pedir permiso.
Mis padres me enseñaron a tratar de “usted” a los adultos que no eran familiares (o amigos muy cercanos). Podrá parecerles carca, pero algo tan sencillo te ayuda a medir distancias. Es muy útil para distinguir entre el trato formal e informal, cuando acercarse con más confianza o cuando conviene guardar las formas. “Cuando pidas la ayuda de alguien, hay que hacerlo con respeto. Y agradecerlo cuando te la conceden.”, decía mi madre. Seguro que han tenido esa extraña sensación al recibir un correo electrónico solicitando su ayuda, sin siquiera incluir un simple saludo o un “Por favor” en el mensaje. O han echado de menos un agradecimiento sincero al ayudar a alguien.
A todos nos gusta que nos consideren, nos pidan permiso y nos agradezcan lo que hacemos. Pedir permiso o dar las gracias son un arte. Cuando agradecemos estamos reconociendo el trabajo, la ayuda, la importancia que tiene lo que han hecho por nosotros. Pero no, mucha gente piensa que el mundo está en deuda permanente con ellos, que pueden ir avasallando con su prepotencia.
Un denominador común de las personas que más me han enseñado profesionalmente es que saben escuchar. Escuchan a todo el mundo y, luego, toman sus propias decisiones. Incluso aunque, de primeras, pueda parecer que alguien no tiene mucho que aportar, escuchan su opinión y la valoran. Simplemente, se trata de educación, respeto y consideración hacia los demás. Probablemente, por ese motivo a casi todos ellos les vaya bien.
Créditos de la fotografía: Karrie Nodalo en Flickr (bajo licencia Creative Commons)